Correo WhatsApp

Gratitud como herramienta de sanación emocional profunda

Cuando atravesamos momentos difíciles, la gratitud suele ser lo último que se nos ocurre. Y es comprensible. Porque nadie quiere agradecer lo que duele. 

A veces, incluso escuchar frases como “todo pasa por algo” o “deberías ser agradecida” puede resultar doloroso o hacer que una se sienta incomprendida.

Pero con el tiempo, y sobre todo cuando uno inicia un camino de sanación emocional, se va comprendiendo algo muy distinto:
la gratitud no borra el sufrimiento, pero puede transformarlo en sabiduría.

Y esa transformación no pasa de la noche a la mañana. Es un proceso. Un viaje interno. Y está bien si al principio no lo entendemos del todo.


¿Agradecer lo que me dolió? ¿Para qué?

No se trata de justificar lo que te lastimó. Tampoco de hacer como si todo estuviera bien cuando claramente no lo está. Se trata de mirar con más conciencia lo que viviste, y reconocer que, aunque fue difícil, eso también te trajo hasta aquí con más fuerza y claridad.

La gratitud no es fingir alegría, es encontrar sentido.

No es resignarse, es abrir los ojos a lo que esa experiencia vino a mostrarte de ti misma.

Cada conflicto, cada pérdida, cada emoción incómoda… son partes de una historia que muchas veces no entendemos en el momento, pero que con el tiempo pueden revelarnos un aprendizaje profundo. Y desde ahí, podemos agradecer. No por lo que pasó, sino por lo que nos permitió ver, sanar o transformar.


Cuando algo te duele, pregúntate: ¿qué necesita mostrarse aquí?

Imagina que alguien te critica y eso te hace sentir poco valorada. En vez de quedarte atrapada en el enojo o la tristeza, podrías preguntarte:

¿Por qué esto me afecta tanto?
¿Cuándo fue la primera vez que sentí esto?
¿Será que estoy reviviendo algo antiguo que aún no he sanado?

Tal vez recuerdes una escena de tu infancia, donde no te sentías escuchada o valorada por tus padres. Y entonces, el conflicto de hoy deja de ser solo algo “malo”, y empieza a tener sentido.

Ese es el momento en que la gratitud cambia de forma: ya no es una frase linda, sino una comprensión interna.


La gratitud te ayuda a mirar distinto, no a olvidar lo que pasó

Antes no podías entenderlo, y eso estaba bien.

Ahora, desde otro lugar de tu vida, puedes elegir mirar esa experiencia con una mirada distinta. Y esa elección te da poder. Porque dejas de quedarte atrapada en el “¿por qué me pasó esto?”, y comienzas a explorar el “¿para qué viví esto?”.

Ese cambio de perspectiva es la base de muchas terapias que trabajo, como la Bioneuroemoción®, los Dibujos y los Garabatos Terapéuticos.

 Porque no se trata solo de revivir lo que dolió, sino de resignificarlo.


Agradecer no es olvidar. Es soltar con amor.

Muchos de los bloqueos que sentimos —en las emociones, en el cuerpo, en la vida— vienen de historias no resueltas que seguimos cargando. A veces, incluso vienen de nuestra familia, de memorias heredadas o formas de pensar que repetimos sin darnos cuenta.

Agradecer a nuestra historia, aunque tenga heridas, nos permite soltar el rencor. Y cuando soltamos desde la comprensión, dejamos de repetir los mismos patrones una y otra vez.

No significa justificar lo injustificable. Significa recuperar el poder que entregamos al culpar, y empezar a caminar más livianas.


La abundancia empieza cuando reconoces lo que sí tienes

A veces pensamos que ser abundantes es tener mucho. Pero la verdadera abundancia nace cuando te das cuenta de que tienes lo que necesitas para crecer, para crear y para sanar este momento.

Cuando estás en coherencia contigo misma —es decir, cuando lo que sientes, piensas y haces están en armonía—, la gratitud brota con naturalidad. Incluso por las cosas más simples: respirar, aprender algo nuevo, haberte atrevido a seguir tu intuición.

Y desde ahí, todo empieza a cambiar.


Cómo comenzar a practicar la gratitud consciente

No hace falta que tu vida esté en orden para agradecer. Hace falta abrir el corazón a lo que es. Puedes empezar con algo sencillo:

  • Escribe cada día algo que valoras o has aprendido.

  • Reconoce en ti algo que antes no sabías ver.

  • Agradece tu proceso, incluso si va lento.

  • Dibuja un símbolo o un garabato que represente lo que estás dejando atrás.

La gratitud consciente no es un “deber”, es una decisión interior.
Una manera de mirar tu vida con más amor, más honestidad y más presencia.

Y cuando agradeces desde ese lugar, la vida te responde.

🌟 ¿Te gustaría profundizar en este proceso?

Si sentiste que este artículo tocó algo importante en ti, y deseas trabajar más profundamente tu historia emocional, puedes escribirme para agendar una sesión individual.


Te acompaño con herramientas como la Bioneuroemoción® o los Garabatos y Dibujos Terapéuticos.

Puedes contactarme desde el formulario de mi página web o enviarme un mensaje directo a mi cuenta de Instagram: @monica_odar

Estoy aquí para acompañarte en tu proceso, con respeto, conciencia y conexión 💛


¿Por que son menos valoradas las terapias holisticas en el Peru  x